Es indudable que por la distancia
a que se encontraba de Sanlúcar el puerto de Barrameda debió de existir en él
alguna iglesia que sirviese para administración de Sacramentos a sus habitantes
y para procurarles la Misa dominical y ejercicios de prácticas religiosas. No
otro objeto hubo de tener la antigua ermita que mandó labrar el duque III don
Juan de Guzmán, e igual finalidad sería la de aquella que más modernamente hubo
de edificarse.
Lo cierto es que en lo moderno la
parroquia fue establecida en Bonanza en la iglesia que en el año 1833 se labró
al urbanizarse la moderna barriada.
Al quitarse en 1835 la aduana, se
despobló aquel puerto, pero seguramente continuó algún tiempo abierto el templo
al público culto, hasta que por su mal estado hubo de cerrarse, pues su ruina
amenazaba lo que en la noche del 9 de febrero de 1838 hubo de ocurrir, que se
desplomaron sus muros, techos y campanario.
Debido a gestiones de los duques
de Montpensier, se efectuó en el año 1853 la apertura de parroquia para la
barriada en el local de la antigua Casa de la Aduana, que después se suprimió
por venta del edificio a particulares, motivo por el cual los vecinos pidieron
en 1866 sitio para edificar capilla.
Por el año 1876 el Vicario pidió
al Ayuntamiento lugar donde poner iglesia, y por Real Orden de 27 de julio de
1891 se concedió autorización para labrar capilla-parroquia en el terreno que
había estado destinado para la fábrica de torpedos. Mientras el edificio se
concluyó estuvo la parroquia en la capilla del convento establecido en la
antigua Aduana, hasta que terminada la obra se efectuó el traslado a la nueva
casa que desde entonces es la parroquia de Bonanza.
Pedro Barbadillo Delgado
Historia de la Ciudad de Sanlúcar
de Barrameda
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