En la revista Sanlúcar de
Barrameda, el escritor y periodista, que fue durante muchos años corresponsal
del diario ABC, Eduardo Domínguez Lobato, escribió un artículo titulado La
Escalerilla, que estaba dedicado a la escalera continuación de la calle
Almonte, del que transcribo lo que sigue:
Hacia principios del XVI no era
más que trocha angosta y empinada serpenteante sobre la barranca hasta la playa
desde el postigo Oeste, abierto en la muralla al final de la calle Almonte.
Pero ocurrió que según aumentaba la población ribereña, el camino resultó tan
incómodo e insuficiente que el vecindario pidió y obtuvo del cabildo mejor y
más descansada vía para subidas y bajadas. Así nació la escalera sobre el año
de gracia de 1547, calzada y empedrada por el muro almenado que aún conserva y
bautizada con el nombre de Cuesta o Escalerilla de Almonte. Cierto que los
oportunismos políticos también la alcanzaron, de modo que si en el siglo XVIII
fue Cuesta de la Madre Ignacia, en el XIX conoció nominaciones tan alejadas y
dispares como Amalia de Orleans y General Riego. Pero, a principios de este
siglo, volvió definitivamente a su primer nombre. En realidad no hacía falta
porque el personal de a pie jamás reparó en rótulo alguno y muchísimo menos
atendió a cabildeos consistoriales y a decisiones regidoras, de manera que el
lugar se conoció desde siempre y para siempre como la Escalerilla, la
Escalerilla a secas.
Nota: El artículo completo se encuentra en la revista Sanlúcar de Barrameda
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