En el puerto de Bonanza han estado sometidos a observación dos buques rusos que traían cargamento de madera y han sido admitidos a libre plática por llevar patente limpia y no haber ocurrido novedad a bordo durante ocho días de navegación.
La población está indignada, viéndose convertida en lazareto sin reunir las condiciones necesarias.
El alcalde, Sr. Prado, haciéndose eco del sentir de los vecinos se apresuró a telegrafiar al gobernador civil de Cádiz, trasladándole la justa petición.
Los buques, que, como he dicho, estuvieron en observación, han salido ya de Bonanza.
Es muy fácil la entrada de buques en el puerto, a pesar de la vigilancia que se ejerce, y es, por tanto, muy posible un contagio si sigue el mencionado puerto convertido en una puerta abierta a las epidemias, que pueden penetrar en la Península.
Digno es, por consiguiente, tan grave asunto de constituir una preocupación, como digna es la localidad de verse preservada como la primera.
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