El periódico El País del día 12 de febrero del año 1911 publica en el folletón titulado El motín de Squilache, de Anselmo Ramírez lo que a continuación transcribo.
El joven dirigió la visual hacia una mesa colocada en el extremo opuesto de la habitación, y encontró a Ayala seriamente ocupado en empapar bizcochos en una copa de añeja manzanilla de Sanlúcar.
- Te aconsejo—pronunció-y que no abuses, Tristán, de ese vino traidor.
- Le calumnias. elicísimo—contestó Ayala, lamiéndose los bigotes—te aseguro que jamás he bebido néctar más generoso
- ¡Hum! No te fíes: prudente sería que imitases mi ejemplo.
- Tú siempre has sido un anacoreta.
- Considera que pudieras verte en el caso, dentro de poco tiempo, de tener que ofrecer el brazo a una dama de coturno, lo cual no es lo mismo que ofrecérsele al padre Cuenca.
No encuentro el inconveniente que para eso ofrezca absorción de una copa del más suave de los licores que produce la campiña de Barrameda. No repugnará seguramente a la dama en cuestión, por delicado que sea su olfato, el aroma, de esta manzanilla; porque es capaz de avergonzar a la esencia de mil flores y al extracto de ilang-ilang.
- Sibarita.
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