Donde es hoy Bonanza existió
antiguamente el Puerto de Barrameda que ya a fines del siglo XVI se denominaba
como en la actualidad. Este puerto desapareció después, renaciendo más adelante
el moderno de Bonanza. Uno y otro los estudiamos debidamente separados. El
Puerto de Barrameda era muy antiguo. Existe la siguiente cláusula de la
escritura de compromiso otorgada por el duque don Juan y su hermana doña María,
en la villa de las Garrobillas el 4 de abril de 1442, en que, después de
nombrar otros lugares, dice: “Otro si más la casa de Barrameda con la casa del
pasage y con sus términos e prados e pastos e casa e casares e tierras e
heredamiento e con todas las otras cosas".
¿Cuál era el emplazamiento exacto
de aquel antiguo puerto y cual era su antigüedad? Desde luego se hallaba en el
mismo sitio que en la actualidad Bonanza. Respecto a su antigüedad, solo
diremos que llamándose ya a la población Sanlúcar de Barrameda en el siglo
XIII, es lógico pensar que de muchos años antes dataría el nombre y por tanto
la existencia de su puerto llamado también Barrameda, acaso desde antes de la
reconquista y tal vez proceda del árabe la palabra, según indicamos en el
capítulo I.
Como tal nombre del puerto
aparece expresamente en el Privilegio Real de los Almojarifazgos, de la era de
1363 (año de Cristo de 1327).
Existía en Barrameda la casa que
se llamaba la venta de Ancón y casa del pasaje, propia de los duques, donde
estaba situada la salida de la barca que hacía el paso del río, que era renta
de aquellos y lo fue durante mucho tiempo.
En las cercanías estaba
antiguamente la ermita de Ntra. Sra. de Barrameda, imagen que del lugar tomó la
invocación. Más adelante se hizo también en sitio próximo otra ermita dedicada
a Ntra. Sra. de Bonanza, de la cual recibió a su vez el puerto el nombre con
que comenzó a designársele en la segunda del siglo XVI, y es el que conserva en
la actualidad el puerto moderno.
Las circunstancias de tener
Sanlúcar en su ribera propio puerto, donde, por su cercanía a la residencia de
los comerciantes avecindados en la villa, acudían los mercaderes que arribaban
en los tiempos de las ferias o vendejas; el decaimiento que experimentó el
comercio de la ciudad en la segunda mitad del siglo XVII, al perderse con la
incorporación a la Corona los beneficios de los Privilegios ducales y
trasladarse a Cádiz la carga y descarga de los galeones de Indias; y por
último, el hecho de hacerse en el siglo XVIII casi todo el movimiento marítimo
y comercial de Sanlúcar por el nuevo embarcadero de la Balsa, fueron causas de
que Bonanza perdiese toda su importancia, que no había de recobrar, y esto muy
en menos y por poco tiempo, sino mucho después.
A todo esto se unía un propósito
de desacreditar a Sanlúcar, exagerándose los peligros de su barra, que fue
argumento pródigamente esgrimido también cuando se intentó cambiar el curso del
Guadalquivir. El malestar producido en Sanlúcar por tan tendenciosa campaña, se
refleja en el siguiente acuerdo:
En Cabildo de 2 de agosto de
1664: "Se trató y dio noticia por algunos caballeros de los presentes y
dijeron que tenían noticias ciertas y bastantes de que Lorenzo Vázquez que sirve
la vara de alcalde de la mar y usa el oficio de piloto de la barra en las
ocasiones que se han ofrecido tratar de la entrada de los galeones en este
puerto ha hecho repugnancia diciendo que es menester estar con poco agua la
barra. Y cuando se ofreció la salida de la capitana de la flota de la Nueva
España que fue este año al cargo del señor General don Juan de Ochavarri,
marqués de Casa Rubia, pudiendo salir en diferentes ocasiones y en particular
el día víspera de Corpus que hubo fuerte viento, y marea bastante, ni otros
días después, no lo ejecutó por su particulares y porque de público se dice que
después, no lo ejecutó por sus particulares y porque de público se dice que
está hablado y rogado de personas vecinas de Cádiz donde quieren que entren y salgan
los galeones y flotas por lo mucho que interesan a los dichos vecinos de Cádiz
y las naciones de que se compone su vecindad, en el defraudar de derechos de
todas las mercancías que introducen en el dicho puerto y cargar en dichos
galeones y flotas sin registros ni pagar derechos algunos y asimismo en la saca
de su plata que traen de retorno que se comercia a los reinos extraños.
Además de esto, a instancia
también de Cádiz, se puso el veto por los jefes de galeones, a los pilotos,
condestables, artilleros y marinos de Sanlúcar. Y por último, en Cabildo de 19
de abril de 1673 el Sargento Mayor se quejó del descrédito que suponía el no
haber entrado en el puerto los galeones, poco antes llegados, a pesar de haber
gran ocasión y haber entrado buques de más porte, como la flota de Nueva
España, al mando del general don Enrique Enríquez.
No es de extrañar que tales
motivos produjesen no solo la decadencia, ya que no la anulación, de la
importancia del comercio de nuestra ciudad, sino también la ruina de su puerto
de Bonanza antiguamente llamado de Barrameda.
Pedro Barbadillo Delgado
Historia de la Ciudad de Sanlúcar
de Barrameda
No hay comentarios:
Publicar un comentario