El periódico La Isla del día 19
de noviembre de 1916, dentro de la sección Mi homenaje, Manuel Gallego Casas
escribe el que transcribo que se titula Al sabio Arcipreste de Sanlúcar de
Barrameda, dedicado a Francisco Rubio Contreras:
En el cielo excelso donde los
sabios brillan, resplandece con luz propia el talento peregrino de don Francisco
Rubio Contreras, venerable arcipreste y cura propio de Sanlúcar de Barrameda,
arrebatado por la muerte al cariño y admiración de sus feligreses.
Rodarán los años y con el
movimiento vertiginoso de la existencia, se sucederán nuevas instituciones y nuevas
aplicaciones de la energía humana, transformarán la contextura de la sociedad,
condenando a morir, lo rudo, lo imperfecto, todo aquello que se opone a los anhelos
de perfección que agita a la humanidad para reemplazarlo con el vigor y lozanía
de una organización más racional, más equitativa, fundada en los principios de
la verdad cristiana.
El Sr. Rubio Contreras trazó con
mano maestra este camino; por eso él vive en la inteligencia y en el corazón de
las generaciones que le han de suceder.
Los hijos de Sanlúcar le han
admirado y rendido público testimonio de dolor, por la muerte del grande hombre,
del varón esclarecido, gala y ornamento del clero hispalense.
El se elevó a la cima de la
gloria científica, por su talento, por su indiscutible superioridad entre todos
sus contemporáneos; él ha dejado huellas de vida inmortal en las ideas vertidas
con sus sermones y conferencias.
Como hombres amantes de la
ilustración, le hemos de ensalzar y enaltecer ante la opinión de las
muchedumbres y como católicos, elevemos una plegaria al Dios autor de la gloria
para que la goce eternamente en el Cielo su siervo y ministro el arcipreste D.
Francisco Rubio y Contreras.
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