El licenciado en Historia e
investigador Antonio Moreno Ollero en su libro Sanlúcar de Barrameda a fines de
la edad media, publicado el año 1983 por la Diputación Provincial de Cádiz,
escribe lo que transcribo sobre el desaparecido monasterio de Santa María de
Barrameda:
El más antiguo era el monasterio de
jerónimos de Santa María de Barrameda. Se hallaba situado en las afueras de la
villa, en un lugar desde el que se divisaban todos los barcos que llegaban y
salían del puerto del mismo nombre. Fue fundado y edificado hacia 1440 por don
Juan de Guzmán, quien poco después recibiría de Juan II el título de duque de
Medina Sidonia. Años más tarde, su sucesor, don Enrique de Guzmán reedificaría
la iglesia del convento. Ambos, padre e hijo dotaron al monasterio de bienes
raíces y muebles. Por bula de Inocencio VIII, don Enrique obtuvo el patronato
del mismo el 24 de julio de 1491. El prior sería elegido por los duques.
Parece ser que el origen de este
monasterio se remonta a una antigua ermita que se hallaba en aquel paraje desde
finales del siglo XIII. Según Velázquez Gaztelu, historiador del siglo XVIII
que nos merece el mayor crédito pues trabajó con gran rigor científico, la
ermita fue construida por los caballeros templarios que acompañaron a Fernando
III y Alfonso X en sus campañas de conquista. Este último monarca concedió
permiso a los caballeros del Temple para erigir un hospicio en el lugar de
Barrameda que dependiese del monasterio que ellos tenían en Sevilla. Lo cierto
es que cuando Guzmán el Bueno recibió la villa de Sanlúcar en señorío en 1297,
ya estaban construidos el hospicio y la ermita, en manos de los templarios de
Sevilla. La ermita se hallaba dedicada al culto de Santa María de Barrameda,
por el nombre de aquel paraje, en el que también nacería el gran puerto de
Barrameda.
Desde 1312 en que se extingue la
orden de los templarios hasta 1440 en que se llevo a cabo la fundación del
monasterio de jerónimos, ignoramos las posibles vicisitudes por las que pasaría
esta ermita; tal vez, quedase abandonada. Lo único cierto es que don Juan de
Guzmán, al comenzar a gobernar los estados en 1436, debió ceder esta ermita y
hospicio a los monjes jerónimos del convento de San Isidoro del Campo,
fundación de Guzmán el Bueno. Muy poco después, como ya hemos referido, tendría
lugar la fundación del monasterio que tomaría el mismo nombre de la antigua
ermita.
Por otra parte, en la escritura
de reconocimiento de patronato que a favor del segundo duque de Medina Sidonia
hizo este monasterio de Barrameda, el 25 de abril de 1491, figuraban siete
monjes. Hacia 1507 este número había ascendido a doce, pues en el testamento
del duque de 1507, se contemplaba la posibilidad de construir doce celdas para
los monjes. Para edificar las celdas el duque ofrecía, según constaba en el
testamento, la cantidad de 500.000 mrs., y además 100.000 mrs. anuales. No
obstante, esta donación no se llegó a realizar. En su lugar se decidió erigir
un nuevo convento: el de Santo Domingo.
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