miércoles, 4 de mayo de 2016

Convento de los Jerónimos, según Moreno Ollero

El licenciado en Historia e investigador Antonio Moreno Ollero en su libro Sanlúcar de Barrameda a fines de la edad media, publicado el año 1983 por la Diputación Provincial de Cádiz, escribe lo que transcribo sobre el desaparecido monasterio de Santa María de Barrameda:
El más antiguo era el monasterio de jerónimos de Santa María de Barrameda. Se hallaba situado en las afueras de la villa, en un lugar desde el que se divisaban todos los barcos que llegaban y salían del puerto del mismo nombre. Fue fundado y edificado hacia 1440 por don Juan de Guzmán, quien poco después recibiría de Juan II el título de duque de Medina Sidonia. Años más tarde, su sucesor, don Enrique de Guzmán reedificaría la iglesia del convento. Ambos, padre e hijo dotaron al monasterio de bienes raíces y muebles. Por bula de Inocencio VIII, don Enrique obtuvo el patronato del mismo el 24 de julio de 1491. El prior sería elegido por los duques.
Parece ser que el origen de este monasterio se remonta a una antigua ermita que se hallaba en aquel paraje desde finales del siglo XIII. Según Velázquez Gaztelu, historiador del siglo XVIII que nos merece el mayor crédito pues trabajó con gran rigor científico, la ermita fue construida por los caballeros templarios que acompañaron a Fernando III y Alfonso X en sus campañas de conquista. Este último monarca concedió permiso a los caballeros del Temple para erigir un hospicio en el lugar de Barrameda que dependiese del monasterio que ellos tenían en Sevilla. Lo cierto es que cuando Guzmán el Bueno recibió la villa de Sanlúcar en señorío en 1297, ya estaban construidos el hospicio y la ermita, en manos de los templarios de Sevilla. La ermita se hallaba dedicada al culto de Santa María de Barrameda, por el nombre de aquel paraje, en el que también nacería el gran puerto de Barrameda.
Desde 1312 en que se extingue la orden de los templarios hasta 1440 en que se llevo a cabo la fundación del monasterio de jerónimos, ignoramos las posibles vicisitudes por las que pasaría esta ermita; tal vez, quedase abandonada. Lo único cierto es que don Juan de Guzmán, al comenzar a gobernar los estados en 1436, debió ceder esta ermita y hospicio a los monjes jerónimos del convento de San Isidoro del Campo, fundación de Guzmán el Bueno. Muy poco después, como ya hemos referido, tendría lugar la fundación del monasterio que tomaría el mismo nombre de la antigua ermita.
Por otra parte, en la escritura de reconocimiento de patronato que a favor del segundo duque de Medina Sidonia hizo este monasterio de Barrameda, el 25 de abril de 1491, figuraban siete monjes. Hacia 1507 este número había ascendido a doce, pues en el testamento del duque de 1507, se contemplaba la posibilidad de construir doce celdas para los monjes. Para edificar las celdas el duque ofrecía, según constaba en el testamento, la cantidad de 500.000 mrs., y además 100.000 mrs. anuales. No obstante, esta donación no se llegó a realizar. En su lugar se decidió erigir un nuevo convento: el de Santo Domingo.
El monasterio de Barrameda llegó a poseer numerosas propiedades urbanas y rústicas. Obtuvieron de los duques un interesante privilegio por el que les eximía de pagar alcabalas y almojarifazgo. Asimismo, tenía facultad para vender vino franco y libre de importaciones.
Ntra. Sra. de Barrameda

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