Al hablar de Nuestra Señora de
Barrameda, que se encontraba en el convento de San Jerónimo, la Crónica General
de la Orden de los Jerónimos, escrita por fray José de Sigüenza en 1600, hace
la siguiente descripción del convento de Sanlúcar y de la virgen que en ella se
encontraba:
“La más antigua de ellas es Santa
María de Barrameda. Está sentada esta casa, junto a la ciudad de Sanlúcar, en
un hermoso sitio, donde se ven la barra, entrar y salir los navíos, y mucha
diferencia de velas y vasos; el aire es allí muy sano, y el suelo apacible y de
mucho regalo. El principio fue una ermita que estaba allí de Nuestra Señora,
con quien los marinos tenían y tienen mucha devoción. Los duques de
Medinacidonia edificaron la casa que aunque no eran patronos de la ermita,
éralo un pariente suyo, y de su consentimiento lo hicieron. Dicen que el
intento del duque fue que sirviese como de recreación e enfermería a los
religiosos de San Isidro. La renta es poca, la más son limosnas y los votos de
los que el mar se encomiendan a la Virgen Santísima y las mismas que se mandan
decir”.
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