En el periódico El País del día 12 de febrero de 1911, publicaba Anselmo Ramírez el capítulo 38 del Folletón de El País, que llevaba por título El Motín de Squilache, y en él dos de los protagonistas mantienen el siguiente diálogo:
El joven dirigió la visual hacia una mesa colocada en el extremo opuesto de la habitación, y encontró a Ayala seriamente ocupado en empapar bizcochos en una copa de añeja, manzanilla de Sanlúcar.
- Te aconsejo – pronunció – que no abuses, Tristán, de ese vino traidor.
- Le calumnias, Felicisimo – contestó Ayala, lamiéndose los bigotes, te aseguro que jamás ha bebido néctar más generoso.
- ¡Hum!. No te fies: prudente seria que imitases mi ejemplo.
- Tu siempre serás un anacoreta.
- Considera que pudieras verte en el caso, dentro de poco tiempo, de tener que ofrecer el brazo a una dama de alto coturno, lo cual no es lo mismo que ofrecérsela al padre Cuenca.
- No encuentro el incoveniente para eso ofrezca la absorción de una copa mas o menos del más suave de los licores que produce la campiña de Barrameda. No repugnará seguramente a la dama en cuestión, por delicado que sea su olfato, el aroma de esta manzanilla; porque es capaza de avergonzar a la esencia de mil flores y al extracto de ilang-ilang.
- Sibarita.
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