Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Huelva han descubierto los restos de una torre medieval que data del año 1416, ocultos entre las paredes del Palacio de Doñana. La torre fue la base a partir de la cual se construyó, en el último tercio del siglo XVI, el palacio.Según el estudio, la torre fue utilizada como mazmorra para los presos que trasladaban desde Sanlúcar de Barrameda hasta Almonte. El hallazgo confirma la existencia de actividad humana en el coto durante la Edad Media. En la actualidad, la base de la torre se usa como almacén de grano.
Los autores del hallazgo, Juan Luis Carriazo, de la Universidad de Huelva, y Héctor Garrido, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), en Sevilla, señalan que los archivos históricos hablan de la existencia de actividad económica en el coto durante la Edad Media, aunque hasta la fecha no se habían encontrado restos de construcciones que lo corroboraran.
Según Garrido, “la investigación, basada en planos del siglo XVIII hallados en el Archivo Ducal de Medina Sidonia, apunta que la torre era una fortificación al uso de la época, que se utilizaba en buena medida como mazmorra en el traslado de presos y servía, además, como lugar seguro donde custodiar objetos de valor en el viaje a caballo desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) hasta Almonte (Huelva), por la vía pecuaria que une ambas poblaciones y que en la actualidad forma parte del camino del Rocío”.
Los restos conservados, de unos dos metros de altura, corresponden al cuerpo inferior de la torre donde se ubicaba la mazmorra. El Palacio de Doñana se encuentra actualmente dividido en tres propiedades; una correspondiente al CSIC, y las otras dos a las familias González y Noguera respectivamente. A pesar de que los muros están ocultos por construcciones más recientes, aún se pueden observar los restos de la torre en tres puntos: la zona de cuadras del tercio de González, el muro este del Patio de Noguera y la esquina sureste de la Estación Biológica de Doñana. Actualmente la base de la torre se utiliza como almacén de grano.
El Palacio de Doñana se construyó en el último tercio del siglo XVI por orden del séptimo duque de Medina Sidonia, para su esposa, Ana Gómez de Mendoza y Silva, hija de la Princesa de Éboli, una de las mujeres más influyentes de la corte de Felipe II.
Antes del descubrimiento se sospechaba de la existencia de esta edificación por las referencias en los archivos históricos; de hecho, la torre aparecía reflejada en unos planos del siglo XVIII encontrados en el Archivo Ducal. “La edificación pasó desapercibida porque se encontraba oculta entre las paredes del Palacio”, afirma Carriazo.
Los primeros análisis parecen indicar que la mazmorra permaneció cerrada mucho tiempo porque la puerta y la ventana que tiene en la actualidad se abrieron en 1965. Durante la obra, que dio la apariencia actual a la base de la torre, se descubrieron dos cadáveres que alentaron una leyenda según la cual la mazmorra era el lugar donde las cortesanas del palacio encerraban a sus amantes hasta dejarlos morir.
El próximo paso, de acuerdo con los investigadores, será el análisis en profundidad de los restos tras su limpieza, así como una investigación en el Archivo Ducal para determinar el valor del hallazgo. “La torre aporta una pista para comprender las tensiones políticas y territoriales entre los señores medievales de la provincia de Huelva, y abre nuevas posibilidades de investigación y revisión de documentos”, subraya Carriazo.
Nota: Texto y fotos sacados de la nota de prensa enviadas sobre el tema.
Los autores del hallazgo, Juan Luis Carriazo, de la Universidad de Huelva, y Héctor Garrido, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), en Sevilla, señalan que los archivos históricos hablan de la existencia de actividad económica en el coto durante la Edad Media, aunque hasta la fecha no se habían encontrado restos de construcciones que lo corroboraran.
Según Garrido, “la investigación, basada en planos del siglo XVIII hallados en el Archivo Ducal de Medina Sidonia, apunta que la torre era una fortificación al uso de la época, que se utilizaba en buena medida como mazmorra en el traslado de presos y servía, además, como lugar seguro donde custodiar objetos de valor en el viaje a caballo desde Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) hasta Almonte (Huelva), por la vía pecuaria que une ambas poblaciones y que en la actualidad forma parte del camino del Rocío”.
Los restos conservados, de unos dos metros de altura, corresponden al cuerpo inferior de la torre donde se ubicaba la mazmorra. El Palacio de Doñana se encuentra actualmente dividido en tres propiedades; una correspondiente al CSIC, y las otras dos a las familias González y Noguera respectivamente. A pesar de que los muros están ocultos por construcciones más recientes, aún se pueden observar los restos de la torre en tres puntos: la zona de cuadras del tercio de González, el muro este del Patio de Noguera y la esquina sureste de la Estación Biológica de Doñana. Actualmente la base de la torre se utiliza como almacén de grano.
El Palacio de Doñana se construyó en el último tercio del siglo XVI por orden del séptimo duque de Medina Sidonia, para su esposa, Ana Gómez de Mendoza y Silva, hija de la Princesa de Éboli, una de las mujeres más influyentes de la corte de Felipe II.
Antes del descubrimiento se sospechaba de la existencia de esta edificación por las referencias en los archivos históricos; de hecho, la torre aparecía reflejada en unos planos del siglo XVIII encontrados en el Archivo Ducal. “La edificación pasó desapercibida porque se encontraba oculta entre las paredes del Palacio”, afirma Carriazo.
Los primeros análisis parecen indicar que la mazmorra permaneció cerrada mucho tiempo porque la puerta y la ventana que tiene en la actualidad se abrieron en 1965. Durante la obra, que dio la apariencia actual a la base de la torre, se descubrieron dos cadáveres que alentaron una leyenda según la cual la mazmorra era el lugar donde las cortesanas del palacio encerraban a sus amantes hasta dejarlos morir.
El próximo paso, de acuerdo con los investigadores, será el análisis en profundidad de los restos tras su limpieza, así como una investigación en el Archivo Ducal para determinar el valor del hallazgo. “La torre aporta una pista para comprender las tensiones políticas y territoriales entre los señores medievales de la provincia de Huelva, y abre nuevas posibilidades de investigación y revisión de documentos”, subraya Carriazo.
Nota: Texto y fotos sacados de la nota de prensa enviadas sobre el tema.
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