Según el libro "Sanlúcar de Barrameda a fines de la Edad Media", de Antonio Moreno Ollero, entre los años 1514 y 1522 se
podían contabilizar en Sanlúcar de Barrameda, según los archivos, un total de
420 esclavos que estaban bautizados, de hecho el año 1518 se bautizaron en la
iglesia de la O una cifra aproximada a los 114 esclavos, haciendo esta cuenta
entre niños y adultos.
Haciendo un recuento de los
mismos nos encontramos con 75 que eran hijos nacidos de esclavas. En cuanto al
resto de los esclavos, habían sido comprados en esos años.
El año 1522 los vecinos de la
villa de Sanlúcar de Barrameda adquirieron un total de 78 esclavos, de los
cuales 34 eran varones y 44 hembras, y existe constancia que en los años 1517,
1518 y 1522 el número de esclavos bautizados fue mayor que el de personas
libres.
Aunque parece lógico que estas
cifras que hemos referido podría ser bastante mayor si en las partidas
bautismales se hubiesen especificado el nombre de los padres de esos hijos de
esclavas. Al no poner el nombre del padre, es de suponer que muchos de esos 75
nacidos fuesen hijos de algún esclavo que no aparecía en la cifra, aunque
también es de suponer que en muchos casos los padres fuesen los mismos dueños
de las esclavas o algún vecino de la villa.
Pero no siempre la convivencia
entre esclavos y libres en Sanlúcar fue buena y así en 1538 las viudas pobres
de la villa, que en su mayoría estaban dedicadas a las tareas de panaderas, se
quejan al cabildo porque ese trabajo lo estaban realizando esclavos
extranjeros, dejándolas a ellas y a sus hijos sin poder comer, acusándolos
también de cometer fraudes en el pan que amasaban en sus casas y de atraer con
este trabajo a muchos esclavos moriscos de otras villas.
En 1752, cuando se realizan las
Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, en Sanlúcar aparecen media
docena de esclavos, todos ellos
negros excepto uno que se califica de moreno y que aparece como cocinero.
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