Del año 1503 hay constancia de la existencia de una ermita en
Bonanza, dedicada a una virgen que llevaba el mismo nombre que el
lugar.
En 1583 fray Alberto Lucero era prior de la Casa sanluqueña de Sancti Spiritus y al par de la ermita de nuestra señora de Bonanza
Fue labrada la ermita de Nuestra Señora de Bonanza. Para que pudiesen ser atendidos espiritualmente quienes en el Baluarte de Barrameda se ocupaban de la defensa de la desembocadura del Guadalquivir, así como de quienes habitaban los “arenales de Bonanza”, tuvo
el duque Enrique III (1494-1513) la iniciativa de construir una ermita, que, como ya era tradicional, se consagraría a la Virgen con la advocación del lugar donde la ermita se erigía.
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