El otro día iba por el camino Ancho de
Sanlúcar de Barrameda y de pronto vi algo que me llamó la atención. En la época
de calabazas, me encontré con que en el patio de una casa había colgadas de una
sombrilla unas cuantas calabazas puestas a secar, y mi mente voló al pasado
para recordar como mi abuelo Curro, y supongo que muchos más campesinos y
navaceros, utilizaban esas calabazas secas como recipiente para guardar las
semillas de un año para otro.
Las semillas de melón, sandias, tomates,
pimientos e incluso las mismas calabazas se guardaban en esos recipientes, calabazas
a las que se cortaba la parte de arriba, se vaciaban, se dejaban secar, y creo
que se tapaban con un corcho, convirtiéndose en un recipiente en el que se
podía guardar perfectamente las semillas, cuando las semillas se podían
guardar, porque ahora ni eso, que las que no son estériles, como los mulos,
tienen patentado la utilización de las mismas e incluso hay que pagar un canon,
como las canciones a la sociedad de autores, que tiene cataplines la cosa.
Estuve a punto de pedirle una de esas
calabazas para guardarla como recuerdo, aunque no me atreví y sólo le hice
desde la calle la fotografía que aquí les dejo.
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