Ayer, paseando por una de las
calles de Sanlúcar encontré en un jardín este objeto que hoy sirve de macetero
de geranios, pero que antes tenía otra utilidad. Es el lebrillo.
Supongo que mucha gente habrá
visto en sus casas este objeto. Habrá visto en su casa el lebrillo que servía
para lavar la ropa, vamos las lavadoras de hace unos años, que era de
propulsión por brazos y la ropa se restregaba en los conocidos lavaderos, que
eran unas maderas que dejaban los nudillos de las manos destrozados.
La tarea de lavar la ropa tenía
varias palabras que se han perdido, pero que estoy seguro que muchas personas
cuando lean esto se acordaran:
Lebrillo: El lebrillo era el objeto
de barro que había en muchas casas y que se utilizaba para lavar la ropa. Se
llenaba de agua con cubos y a partir de aquí a refregar. Solía tener un agujero
en el fondo, que se tapaba con un corcho y que servía para vaciarlo.
Lavadero: El lavadero era un
objeto de madera que se ponía sobre el lebrillo y sobre el que refregaba la
ropa, dándole jabón o detergente.
Ojo: Se llamaba ojo al agua con
el que se lavaba. Yo nunca entendí muy bien a que se referían pero recuerdo
escuchar decir: “Mira que buen ojo, se ha hecho hoy”.
Hervir la ropa: También era toda
una tradición la de hervir la ropa, sobre todo la blanca, porque normalmente se
hacía en un cubo de zinc. Lo que ahora hacemos dando al botón del agua
caliente, antes era un verdadero tostón, poner la colada en la candela con
detergente para hervirla.
Sosa: Creo que en el hervido de
la ropa se utilizaban dos ingredientes, uno era la sosa.
Perborato: El otro ingrediente
para hervir la ropa era el perborato.
Jabón verde: En un principio lo
que se utilizaba el jabón verde el famoso jabón Lagarto, que por cierto todavía
he visto que se vende en las tiendas de todo a un euro.
Lavaito: Creo recordar que esta
palabra se utilizaba para denominar a una mezcla de sosa y perborato que antes
se vendía suelto en papel de estraza. También se utilizó cuando aparecieron los
primeros detergentes y yo el primero que recuerdo tenía la marca Betis, y
dentro traía de regalo una pinza de la ropa, las primeras de plástico y de
colorines que se vieron.
Añil: Para dejar a la ropa
blanca, un blanco azulado se solía utilizar el añil.
Muñequilla: Para dar el añil se
usaba la muñequilla, que era un trozo de tela sobre la que se ponía el añil, se
le daba una vuelta enrollándolo y se metía en el agua de enjuagado.
Solear: Una técnica que también
se utilizaba para dejar la ropa blanca como los chorros del oro era Solearla,
que era ponerla en los cordeles al Sol.
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