Una curiosidad que he encontrado
sobre el cambio de calles, algo tan de moda en todo momento, y por casi todos
los gobiernos que llegan a los ayuntamientos, sobre todo cuando los tiempos
están un poco revueltos.
El 7 de junio del año 1935 el
Ayuntamiento Pleno aprueba por unanimidad cambiar el nombre de algunas calles
de la ciudad y así entre ellas se cambió la que en ese momento se llamaba calle
Alcolea, que antes era San Juan, y que había sido cambiada el 21 de mayo de
1931, aunque anteriormente ya la Junta Revolucionaria el 13 de octubre de 1868
le puso Calle Alcolea, aunque se volvió a calle San Juan el 12 de enero de
1875, como vemos todo un trasiego de nombres. Esta vez se le puso calle Alejandro
Lerroux.
Es decir que en pocos años había
pasado de San Juan a Alcolea; de Alcolea a San Juan; de San Juan a Alejandro
Lerroux; de Alejandro Lerroux a Alcolea y de Alcolea a San Juan, de nuevo.
También se cambia la que en ese
momento se llamaba calle Pablo Iglesias, antes Ancha, por José María Gil
Robles.
El cambio se realiza, pero he
aquí que una semana después del Pleno Municipal, el Gobierno Civil envía una
comunicación diciendo que nada de nada, que el acuerdo de la Corporación queda
revocado, que deben devolver las calles al nombre que tenían y multó al
Ayuntamiento con 100 pesetas.
Las calles se quedaron con los
nombres Alcolea y Pablo Iglesias hasta el 18 de septiembre del año 1936, en que
de nuevo se vuelve a cambiar y además Pedro Barbadillo en su libro de la
historia de Sanlúcar de Barrameda enmascara que se le pusiera a la calle Ancha
el nombre de José Antonio Primo de Rivera con la siguiente frase: “Si bien popularmente se la denominó calle José
Antonio Primo de Rivera y así fue rotulada”. No sé cuando era conocida
popularmente la calle Ancha con ese nombre.
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