Hoy quiero compartir con ustedes el
artículo que el 10 de enero del año 1897 publicaba la Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industrias y Seguros hablando de la fábrica de dinamita de Bonanza, que transcribo a continuación:
Cádiz: Fábrica de dinamita de
Bonanza.
Siempre son dignos de admiración
todos los que a la industria en general dedican su actividad y demás
facultades, pero esta admiración aumenta progresivamente a medida que son
mayores las dificultades que una industria puede ofrecer para su explotación.
En ese número podemos contar la
de que vamos a ocuparnos y por este hecho es más importante a nuestros ojos la
fabricación de explosivos que con tanto acierto dirige la Sociedad
Vasco-Asturiana-Andaluza.
Nada más particular que un
establecimiento de esta clase; pues fuera del edificio donde se hallan los
generadores de vapor y las máquinas para la compresión del aire, no puede darse
nada más reposado y silencioso.
En la provincia de Cádiz, donde
tienen su asiento multitud de importantísimas industrias se halla la
instalación de que tratamos, ocupando una extensión de 31 hectáreas de terreno.
Las instalaciones, construidas
casi exclusivamente de madera, se hallan encerradas en profundas excavaciones,
comunicándose entre sí todas las dependencias de la fábrica por medio de
estrechos pasadizos labrados en el terreno, con altas paredes casi verticales.
El agua y el aire comprimido pasan a través de grandes tubos de hierro y plomo
colocados sobre caballetes de madera.
Los operarios conducen
silenciosamente desde el taller del filtro a los de amasado grandes vasijas de
gutapercha llenas de nitroglicerina líquida, que mezclada después con los absorbentes ha de convertirse en dinamita o
en goma explosiva.
Otros operarios conducen
empujándolos por las vías hasta los talleres de encartuchado y embalaje,
grandes carretones llenos de pasta sólida; pero todas estas operaciones, a
diferencia de las demás industrias se efectúan sin ruido, ni precipitaciones,
bajo el severo régimen de un especialísimo reglamentó.
La fábrica de dinamita de Bonanza
produce diariamente dos toneladas de nitroglicerina y su distribución es la
siguiente: casa de máquinas aparato para la obtención de la nitroglicerina,
filtro, talleres de amasado cartucherías, embalaje, depósitos de algodón,
pólvora y dinamita, almacenes de cápsulas, talleres para la fabricación del
ácido nítrico, depósito de Kiezlguhr o
tierra de infusorios laboratorio, carpintería y muelles enlazados con el
ferrocarril a Jerez, a Sanlúcar y Bonanza. Dispone además de varios pozos con
caudal de agua suficiente para todas las necesidades de la fabricación.
Esta fábrica produce gomas
explosivas de los números 1 y 2, con 83 y 66 por 100 respectivamente de
nitroglicerina; y dinamitas números 1 y 3 con 79 y 25 por 100 de
nitroglicerina. Las gomas explosivas se emplean con preferencia á las dinamitas
en todos los trabajos submarinos por ser un producto inalterable en contacto
del agua, siendo su potencia explosiva superior k la de las dinamitas ordinarias.
Las dinamitas y gomas se expenden
envueltas en papel parafinado de distintos colores para poder conocer a simple
vista la clase de explosivo con que se haya de operar. Las gomas números 1 y 2
van envueltas en papel blanco y amarillo respectivamente, y las dinamitas 1 y 3
en papel azul y verde.
Van en forma de cartuchos, siendo
el peso de cada uno de 100 gramos Cada grupo de 25 cartuchos está contenido
dentro de una caja de cartón preparada especialmente y con 10 de estas cajas se
llena una de las de madera en la forma que se expenden en el comercio.
Para producir la explosión de la
dinamita o de la goma se emplean cápsulas de fulminato de mercurio, o calentando bruscamente la pasta a una
temperatura elevada, o por un choque violento que origine un considerable
desarrollo de calor.
El número de operarios que
constantemente se encuentran en cada una de las dependencias de la fábrica es
muy reducido. En el taller de nitroglicerina sólo hay dos en los demás nunca
excede de cuatro.
La fábrica tiene vía de enlace
con el ferrocarril de Jerez a Sanlúcar y Bonanza y utiliza también el muelle
marítimo de esta última población, lo cual facilita grandemente los transportes
de los productos explosivos.
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Nota: Este artículo no se refiere a la fábrica de torpedos que se intentó poner en Bonanza en 1881, pero que al final nunca se llego a poner.
La fábrica de torpedos que nunca existió
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