Me gusta muchos domingos por la tarde pasear
solo por la ciudad. Los domingos suelen ser unos días terriblemente tediosos y
aburridos, así que pillo la cámara y me voy sin un destino determinado. Es un
ejercicio que les aconsejo, pero para ello se deben librar de los complejos de
"me están mirando", sobre todo si quieres ejercitar la imaginación,
concentrarte en lugares, rincones y además buscarle su historia, o imaginarla,
a cada una de las fotografías que realiza.
Me gusta buscar una historia para cada foto.
Me importan mucho menos los detalles técnicos de una buena fotografía que la
historia que pueda recabar, buscar o imaginar sobre ella.
El domingo pasado paseaba por el Barrio Alto
de Sanlúcar, creo que la calle Borregueros, lo bueno de los domingos por la
tarde es que los coches pasan de tarde en tarde, que parece que todo el mundo
anda dando cuenta del café y los pasteles, y me encontré con esta casa, con
esta puerta que me hizo mucha gracia.
Imaginé, porque preferí imaginar a preguntar,
el dueño hasta las narices del problema numérico de la calle. Que primero es el
21, que después me lo cambian al 25, pero en realidad es el 23, así que sin
encomendarse ni a dios ni al diablo cogió un rotulador y puso el 23 junto a los
otros tres.
Con lo que debe ser de las casas que tiene
más números del mundo.
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