Hace no muchos años era famoso
como los sanluqueños llamaban Alfonso de Hohenlohe, como Oleole, pero esa
costumbre parece que no es nueva, y por esta tierra tenemos la querencia por
aclimatar las palabras extranjeras y amoldarlas a nuestro lenguaje según nos
viene mejor, y así nos encontramos con una vía que se denomina Calle Benegil,
que es un nombre bastante extraño para una calle y seguro que más de una vez
nos hemos preguntado de donde proviene la cuando menos rara denominación.
Benegil es otro de los cambios de
nombres que hemos utilizado los sanluqueños a lo largo de la historia, sobre
todo con los extranjeros, encajando el apellido como mejor nos parece o como
mejor nos viene a nuestra pronunciación. En el caso que nos ocupa el nombre
correcto de la persona a la que debemos la calle es Francisco Benefiel, que fue
cónsul de Inglaterra, título que le otorgó la Duquesa Doña Ana de Córdoba, por
ausencia de su esposo el noveno duque, don Gaspar de Guzmán y fue aceptado por
el Cabildo sanluqueño el 3 de septiembre del año 1644.
Pero tampoco la deformación del
nombre se corresponde con lo que era anteriormente, sino que en un principio se
aplicaba a una plazuela que estaba cercana, que en otros momentos aparece con
el nombre de uno de los vecinos de importancia del lugar, Carlos Lila, también
extranjero. Pero la plaza se cerró parcialmente el año 1814 para un trozo del
solar a don Pedro Viejo de Medina, y el año 1822 el resto a don Bruno de la
Vega, aunque tuvo la oposición de don Pedro José Moris, que alegaba que la
propiedad del terreno era de su familia.
Al dejar de existir la plazuela
como tal, se nombró Calle Benegil a la que va desde la Calle de las Cruces al
Carril de San Diego.
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