En el otoño del año 844 una
expedición compuesta por unos 80 drakars vikingos que remontaron el rio
Guadalquivir y saquearon Coria del Rio y Sevilla.
Durante estos años estos
guerreros del norte estuvieron dominando la zona hasta que el rey Abderramán II
los expulsa, pero a pesar de ello se cuenta que algunos de ellos terminaron por
convertirse al Islam y se establecieron en la zona de la Isla Menor,
dedicándose a la cría de caballos y a la fabricación de queso, siendo el único
lugar de la península donde existe constancia de que se establecieran
normandos. Otros terminaron con el castigo que se daba a los piratas en esos
tiempos, ahorcados de las palmeras de Tablada. El año 859, los normandos
vuelven a aparecer por el río, llegando a Sevilla e incendiando la mezquita de
Ibn Addabas, la actual iglesia de San Salvador, pero esta vez fueron derrotados
por las tropas de Mohamed I de Córdoba, que quemó varias naves y puso en fuga a
los demás.
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