Transcribo un artículo aparecido en la revista “Sanlúcar” del año 1986, que aparece sin firmar, por lo que imagino como autores a los mismos editores de la misma, pero que me gustaría que sirviera como homenaje a esa persona tan querida en Sanlúcar de Barrameda que fue Don Manuel López Vázquez.El Doctor López Vázquez, Medalla de Oro de la Ciudad.
El pasado 27 de junio y en el transcurso de una acto público celebrado en el Salón de Plenos del Ayuntamiento, el Alcalde de la Ciudad, D. José Luís Medina Lapieza impuso la Medalla de Oro al doctor D. Manuel López Vázquez, después de más de cuarenta años al servicio de la comunidad sanluqueña.
La historia de esta concesión comenzó en septiembre del año pasado, cuando, en un pleno municipal se presentó por parte del Secretario local de organización del PCA un escrito pidiendo se llevasen a cabo los trámites oportunos para llevar a efecto la imposición.
Inmediatamente comenzaron a llegar adhesiones a la petición tanto de particulares, y asociaciones como de ayuntamientos limítrofes – Chipiona, El Puerto y Trebujena-.
Al final de año los munícipes aprobaron por unanimidad realizar dicha concesión dada “la importantísima labor social desarrollada año tras año por el doctor López Vázquez en el campo de la asistencia médica, asistencia ejemplar por su entrega desinteresada en muchísimos casos a los más necesitados, por su profesionalidad y por su vida dedicada a aliviar el sufrimiento de los demás”.
El Doctor López Vázquez nació en Barcelona y vino a vivir a Sanlúcar cuando contaba tan sólo tres años de edad al afincarse en la ciudad su padre, práctico de la barra del Guadalquivir.
Al terminar los estudios de Medicina decidió establecerse donde lo había hecho su padre; esto ocurría en 1945. Desde entonces y, tras un corto periodo de trabajo en la Seguridad Social, su consulta estuvo abierta a toda la población y a las de las poblaciones limítrofes, desarrollando una importantísima labor humanitaria, reconocida ahora por todos.
Anteriormente el Doctor López Vázquez ha recibido el título de hijo adoptivo de la ciudad, el Langostino de Oro y su nombre se puede leer en una de las calles de la ciudad.
Con motivo de la imposición de la medalla un gran amigo suyo comentaba: para poder comprender todo lo que es, sólo hay que decir una palabra: es un hombre.
Nota: Fotografía de Antonio Barba
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