En España la fiesta de los toros ha estado prohibida varias
veces, una por el Papa, otras por los reyes e incluso cardenales. Uno de los
reyes que tuvo prohibidas las corridas fue Carlos IV y aquí es donde entra
Sanlúcar de Barrameda en la historia, porque la ciudad estaba endeudada con el reino
por un préstamo de trescientos millones.
El 6 de mayo del año 1797 el Cabildo sanluqueño llega al
acuerdo de pedir al rey que se le aprobara la celebración de cien corridas de
novillos y así poder recaudar la cantidad que se adeudaba.
Estoy imaginando al rey Carlos IV, a Godoy y todo el consejo
del reino diciendo que no a tan descabellada idea, hasta que supongo que el que
llevaba la parte económica del reino se pondría de los nervios y comentaría aquello de “Majestad, que no cobramos”,
con lo cual terminaron aprobando la celebración de las cien corridas de
novillos, que ya son corridas, para un lugar donde estaban prohibidos los toros.
Lo que no cuenta la historia es si el reino cobró, porque
las corridas estoy convencido que se celebraron.
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