20 junio 1621
Parte de Sanlúcar de Barrameda el general Ferando de Sosa, en la Flota el 14º Virrey de Nueva España, Diego Carrillo de Mendoza y Pimentel, Marqués de Gelves y Conde de Priego, con un nutrido séquito.
20 junio 1599
Salen de Sanlúcar de Barrameda seis galeras aparejadas por el Duque y bajo el mando del capitán Zurita, para perseguir a una escuadra inglesa que se retiraba a sus puertos.
20 junio 1886
El periódico El Enano de fecha 20
de junio de 1886 habla de un picador de Sanlúcar de Barrameda llamado Pablo de
la Cruz.
20 junio 1926
En la revista Buen Humor del 20
de junio de 1926 aparece un poema humorístico firmado por López en la que
describe un personaje sanluqueño llamado Curro Postema, y su familia, que
transcribo:
Cuento Andaluz
En la provincia de Cádiz
(como el lector tal vez sepa
si no estudió Geografía
en ninguna obrita de esas
que ahora en el Bachillerato
a los muchachos enseñan)
hay una ciudad llamada
Sanlúcar de Barrameda,
que se honró siendo la cuna
del señó Curro Postema,
gitano de pura casta,
cosa que nadie creyera,
al ver que en toda su vida
solamente sufrió treinta
o treinta y cinco procesos,
lo cual es una friolera...
Aunque el ilustre faraónico
jamás tuvo tres pesetas,
encontró en cambio un tesoro
en su noble compañera
la Jeroma, una gitana
más fina que la canela
en cuestión de cante y baile
y en armar pronto una juerga
y echar las cartas al pelo
y hacer canastas bien hechas
y decir buenaventuras
y enjaretar desvergüenzas,
pero que, por su desgracia,
en lo tocante a la hacienda
estaba a la misma altura
que su consorte el Postema.
Quiso Dios dar a estos príncipes
numerosa descendencia
de menudos churumbeles,
gloria de la Fuente Vieja,
y todos fuertes, robustos
y escultóricos, lo que era
perfectamente visible
por la triste coincidencia
de tener hechas girones
las camisas de harpillera
que de los tiernos infantes
eran las únicas prendas.
En casa del matrimonio
todo era llanto y miseria
o, dicho más popiamente,
todo era apetito y quejas.
Allí no hubo nunca aceite
para que el velón ardiera;
nunca hubo carne de vaca;
nunca hubo ni aun ropa vieja
que tapase los desnudos
como manda la decencia;
y todos iban descalzos
si se exceptúa al Postema
que, cual jefe de la casa,
con unas botas muy viejas,
como iba medio calzado
sólo iba descalzo a medias.
Pero un día, cinco de Enero,
el padre esquiló una yegua
y le dieron treinta reales...
¡Se gastó veinte de juerga
y fué a su casa de alegre
igual que unas castañuelas!
-Jeroma, no semos naide...—
dijo, al entrar, a su hembra.—
Mus pasamos toa la vía
iguá que la Madalena
yorando a moco tendió,
y aluego Dios mus consuela...
Aquí te traigo diez riale,
produrto de la tijera,
y como mañana es Reyes
se ha mesté que argún Rey venga
a trujerle a los chavales
cuarsiquiera menudensia...
Conque cuando mus acuéstemo
yo pongo el carzao ahí fuera,
tú echas mano a dos perriya
y vas a la caye y mercas
un par de narajas chinas
y en las botas se las echas;
que anque están las suelas rotas
no hay cuidiao de que se
pierdan..,
Jeroma, al ver a su esposo
borracho como una cepa,
puso un gesto que aun al Cid
lo asustara, si viviera.
— ¡Pero, mujé, no te arteresl—
añadió al punto el Postema.
— ¿Que no me artere?—repuso.—
¡Premita Dios que te vea
cuatro veses ajorcao
con cuatro parmos de lengua!
¿Te paese que no me artere
viendo esas botas que yevas
y viendo que te emborrachas
en luga de componerlas?
— Caya, mujé, y no mermures —
dijo él, viendo la tormenta
que se le venía encima
a paso de bayoneta.—
Yégare por las narajas
y deja las bota ahí fuera,
que too quea redusío
a que en cuanto que un Rey venga
y vea que hemos echao
en las bota esa miseria,
le quite las dos narajas
y le eche dos medias suelas...
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