miércoles, 16 de abril de 2014

Martes de dolor

Ayer, martes, por lo visto amanecí yo con ganas de Semana Santa, y vaya si lo he aprovechado. Otras veces suelo ir a las iglesias donde salen las procesiones de ese día y hacer algunas fotos, una costumbre que adquirí cuando con la silla convencional iba como metro y medio más bajo que los demás, con lo que en lugar de fotos, me llevaba sofocones. Ahora también me llevo alguno, por esa manía mía de ser respetuoso y no meterme en medio de la procesión, aunque hoy he de reconocer que me he metido y además creo que he pillado a algún paparazzi inmortalizando la escena, que lo mismo anda ya por Facebook.
La mañana de todas formas no estuvo para muchas historias, porque entre que el móvil que se supone que es casi nuevo ha dicho aquello de el que quiera cargar que se rasque los cataplines, porque yo no estoy por la labor y me he tenido que ir buscando uno nuevo mientras que arreglan el otro que todavía está en garantía. ¿Qué se apuestan que ahora es de la batería y la batería no está en garantía?. Uf, me lo empiezo a temer.
Otro que ha decidido darme la mañana es el ministro Montoro, que por lo visto se ha pensado que en lugar de un jubilado soy el dueño de los grandes emporios y que soy el que tengo que sacarles de la crisis. He ido a un experto, pero temo que terminaré pagando la batería nueva y lo que me pide Montoro y la madre que lo trajo.

¿Qué tal si te vas al gimnasio un rato y sueltas las malas pulgas que te han entrado?. Creo que será lo mejor, porque allí termino cansado, pero me olvido de lo que no me interesa.
Después de comer me acuerdo que hoy sale la hermandad de la Santa Cena, de Bonanza, mi barrio del alma, y sin pensármelo dos veces decido cambiar la siesta por el paseíto.
No hizo falta llegar a Bonanza, me encontré la procesión por la Barriada de Andalucía, y le hice algunas fotos desde varios lugares de la carretera de Bonanza.
Cinco y media de la tarde. Antonio, el café. Que tú sin café no eres persona, y me fui al bar de todos los días, donde un grupo de amigos y amigas tomamos el café y charlamos, charlamos y charlamos.
De pronto otro de esas “picás” que a mí dan de pronto y no hay forma de pararme. ¡Voy a subir la cuesta de Belén!.
Tampoco es que yo esté como para que me encierren y se me antoja subir la cuesta de Belén es porque me acordé que todavía no había probado subirla con mi vehículo nuevo, y hoy era el día, hoy que la tengo toda entera para mí, y además aprovecho y veo y hago algunas fotos a la otra hermandad que sale en Sanlúcar el martes santo, el Consuelo.

Me quedo maravillado de cómo sube el scooter la cuesta, el único problema es el que esté formada por piedras redondas que me dejan los riñones “eslomaitos”, y me voy diciendo que no subiré nunca más esa cuesta, sin saber que como el peor piojo es el de la lengua, no tardaría ni una hora en subirla de nuevo.
Llego al barrio alto y como yo no sé cómo he hecho las cuentas de por dónde va la hermandad del Consuelo, me entero que todavía está en la calle de la Plata y que tarda en llegar a la cuesta de la Caridad por lo menos hora y media, así que decido no esperar, que mi paciencia es poca, y sin pensármelo dos veces me voy para la calle de la Plata, aprovechando que la mayoría de las calles están cortadas al tráfico, ¡qué maravilla!.
Como pueden comprobar en el reportaje fotográfico, hice algunas fotos en esa calle, que me parece bastante insulsa para la Semana Santa, así que cuando pasaron las imágenes decidir adelantarlas por la calle Baños y subir por Ganado. Pero mi gozo en un pozo, los primeros penitentes, nazarenos, habían llegado antes que yo, y no era cuestión de quedarse otra hora y pico para nada.
¡Sube otra vez por la cuesta de Belén!. ¿Otra vez la cuesta de las piedras?. Pues es la única solución si quería verlo en la cuesta de la Caridad, que me gusta mucho porque ahí me puedo poner mucho más alto que le gente y me permite mejor hacer mejor las fotos.


Bueno, no me enrollo más y en entrada aparte les dejo las fotos de las dos procesiones que salieron en Sanlúcar el Martes Santo.

Nota: Ni soy escritor, ni soy fotógrafo, simplemente soy contador de cosas y como tal, las cuento con las teclas o con la cámara, según me parece.

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