El 5 de febrero de 1684, los
franciscanos descalzos, dieguinos, se trasladan desde la ermita de San Blas al
Convento de San Diego, que entonces se llamó del Glorioso Patriarca San José,
recién construido no sin muchos problemas. Aunque estaba construido el
convento, la iglesia no se terminó hasta el año 1699.
El 18 septiembre 1699 se estrena
la iglesia de San Diego, que en un principio se llamó de San José, aunque
siempre ha prevalecido el nombre de San Diego.
Se cuenta que la iglesia la
comenzó en 1689 el hermano fray Francisco de Cristo, religioso de esta orden,
contando sólo para su inicio con siete ducados que le dio un devoto para ella.
El año 1744 cae un rayo en el
Coro del Convento de San Diego, debido al temor que ocasionó por la cercanía al
Castillo de Santiago se saca de este la pólvora que se encontraba almacenada en
el Castillo de Santiago y se lleva a un almacén que se realizó junto al
baluarte del Espíritu Santo.
En 1835 se clausura el Convento
del de San Diego, en el edificio se instaló dos años más tarde el Hospital de
la Misericordia.
Real Orden de 15 de enero de 1837
por la que se accede a la petición del Ayuntamiento de cesión del antiguo
convento de San Diego para la creación de un hospital de beneficencia para
enfermos pobres y transeúntes.
El año 1927 el edificio sufre un
incendio, trasladándose los enfermos que allí se encontraban al Castillo de
Santiago, hasta el año 1932 en que finalizó la obra, por la que se incorporó la
antigua Capilla al hospital.
Las obras de restauración fueron
sufragadas con las limosnas de algunos particulares, siendo realizada por el
arquitecto municipal José Romero Barrero.
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