sábado, 2 de febrero de 2013

Convento de las Descalzas

La congregación de las Carmelitas Descalzas llega a Sanlúcar de Barrameda por primera vez el 1 de octubre de 1644. En un principio eran cinco monjas y una novicia que vinieron unos días antes, quedándose en casa de doña María Durán que las acogió, aunque estuvieron muy poco tiempo en este lugar ya que a los ocho días se trasladaron a unas casas que se encontraban contiguas a la iglesia de San Nicolás.
Cuatro años estuvieron las monjas en las casas cercanas a la iglesia de San Nicolás, trasladándose el 14 de julio de 1648 a la calle Bolsa a una casa de don Juan de Ledesma, un vecino de Lebrija. Aquí estuvieron unos cuantos años, hasta les resultó bastante incómodo la atención que debían a los Carmelitas Descalzos del convento de San Roque, por haber bastante distancia entre su convento y el de los frailes, lo que originó que el Arzobispo de Sevilla autorizase un nuevo traslado de las monjas el 23 de abril de 1649.
El que se suponía que sería el asentamiento definitivo eran unas casas cercanas a la ermita de San Miguel, aunque primero estuvieron en la iglesia de San Miguel pero también ahí tuvieron problemas, tanto del bullicio que debían soportar, sobre todo en los días de fiesta, como el enfrentamiento que tuvieron con los hermanos de la cofradía de San Juan de Letrán y las Ánimas. Así, Fernando Guillamas y Galiano en su Historia de Sanlúcar de Barrameda nos cuenta que los hermanos tenían el “propósito deliberado por expulsarlas de allí se enumeraban en interrumpirlas en los Divinos Oficios y demás distribuciones de su regla. Esto las obligó a mudarse a unas casas pequeñas que estaban entre la ermita y lo que hoy es portería del nuevo convento, y en tanto que duró la obra de ese y la Iglesia que disfrutan, les fue preciso sufrir muchas incomodidades por el dilatado tiempo de 19 años”.
El 13 de mayo de 1664 fallece Diego Riquelme de Quirós. Hijo del escribano público Nicolás Riquelme de Quirós, ostentaría varios cargos eclesiásticos, como Obispo de Ciudad Rodrigo de 1658 a 1661 y de Oviedo de 1661 a 1665. El año 9 de abril de 1664 es nombrado por Felipe II Presidente del Real Consejo de Castilla, aunque estuvo muy poco tiempo en el cargo, ya que murió mes y medio después de tomar posesión. Está enterrado en la iglesia del Convento de las Descalzas, ya que su cadáver fue traído a Sanlúcar el año 1674 y enterrado el 20 de diciembre de ese año.
El Obispo Riquelme de Quirós deja herencia a las monjas Descalzas, con la que el año 1669 comienzan a edificar la iglesia del convento, con la herencia y la contribución que hicieron muchas familias sanluqueñas.
El 12 octubre 1675, coincidiendo con la celebración de la beatificación de San Juan de la Cruz, se concluye la iglesia del convento, que se denominó de Santa Teresa, siendo consagrada unos días más tarde, el 19 de octubre de 1675, aunque cuando se consagró la iglesia carecía de retablo, que no se comienza a construir hasta el año 1704 en que el tallista de origen flamenco Pedro Relings, casado con la sanluqueña Isabel María de Melo, empieza la obra que tendría una duración de un año, siendo pagados los 5000 escudos de plata que tuvieron de gasto por el gobernador de la ciudad Manuel de Casadevante.
Es de gran belleza, de estilo barroco y está realizado en madera dorada.
Otro sanluqueño, en este caso Pedro de Lepe y Dorante, colegial mayor de Maese Rodrigo, canónigo doctoral de Badajoz, predicador del Rey Carlos II y Obispo de Calahorra y La Calzada, fallece el 5 de diciembre de 1699 y es enterrado al lado derecho del altar mayor, entre dos rejas del coro bajo, de la iglesia del Convento de las Descalzas.
Entre los años 1760 y 1771 el tallista jerezano Andrés Benítez realiza varios retablos laterales en la Iglesia del Convento de las Descalzas: el de la Virgen de la Soledad, San Joaquín, Santa Ana y la Virgen, Ntra. Sra. de la Concepción, hoy ocupado por Santa Teresita del Niño Jesús.
Desde el año 2007 se encuentra abierto al público previa petición de visitas Museo de las Monjas Descalzas.
En el Convento de las Descalzas de Sanlúcar se encuentra una carta autógrafa de Santa Teresa de Jesús a su hermano Lorenzo. La carta está fechada en Segovia a 15 de junio de 1580, así como también cuenta el convento con el Códice de Barrameda, el Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz de 1646. Fue traído a Sanlúcar de Barrameda de Córdoba por la madre María de San Pablo, cuando la nombraron priora del convento sanluqueño.
Entre las joyas suntuarias que existen en el convento de las Descalzas debemos señalar el crucifijo obsequiado por don Juan Palafox a Don Diego de la Cueva y Aldama, sanluqueño que fue obispo de Valladolid del año 1683 a 1707, quien lo donó al convento al ingresar su hija, la hermana Isabel Mª de la Soledad, primera sanluqueña que profesó en las Descalzas el año 1653.
El 27 de octubre de 1701 el párroco de la ciudad Don Daniel de Herrera hace donación a las monjas del convento de las Descalzas de un relicario que había recibido de su primo, Don Pedro de Lepe y Dorantes. En este relicario se conserva la carta original de Santa Teresa de Jesús que se encuentra en el convento.
De las piezas artísticas que podemos encontrar en la iglesia del Convento de las Descalzas está las puertas del comulgatorio de las monjas, que están decoradas con pinturas de plantas y pájaros. Los retablos laterales de la iglesia que son de estilo rococó, pintados en azul celeste con elementos dorados, por el jerezano Andrés Benítez y Perea el año 1760.
Están las imágenes de San Joaquín, Santa Ana y la Virgen. En el retablo a la derecha del altar mayor aparece una imagen de Santa Teresa de Jesús con una capa blanca y crucifijo en la mano y también podemos encontrar figuras del niño Jesús de Praga y el niño Jesús Pastorcillo del siglo XVIII.

Como curiosidad le puedo contar que la hermana cronista del Convento de las Descalzas marra que el día 13 de marzo de 1554 tuvo lugar en Sanlúcar de Barrameda una gran nevada, de las que no recordaban los más viejos del lugar.






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